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Una mirada femenina del impresionismo



El impresionismo es un estilo pictórico que se origina en Francia, en la segunda mitad del siglo XIX. Se caracteriza por su persistente experimentación con la iluminación (similar al luminismo). El manejo de la luz se considera como un factor crucial para alcanzar belleza y balance en la pintura.


Entre los pintores que recibieron el apelativo de impresionistas, están: Claude Monet, Auguste Renoir, Edgar Degas, Camille Pizarro, Ludovic Piette, Edouard Manet, Henry de Toulouse-Lautrec, etc.


Esta generación de los llamados “impresionistas” tuvo que enfrentarse al rechazo, al ser los primeros en cuestionar abiertamente la tradición pictórica basada en el respeto al dibujo definido, la profundidad espacial, el claroscuro y, ciertamente, los temas trascendentes (históricos, mitológicos, religiosos, literarios y retratos de grandes personalidades).

El Salón Oficial existía desde el siglo XVIII, y era la tribuna más importante para promover la consagración de los artistas. Todos competían para merecer figurar en el Salón. Pero los impresionistas fueron sistemáticamente rechazados. En el año 1863, el jurado del Salón Oficial del París había rechazado tal número de obras que se generó un escándalo. Inspirados por Manet, los nuevos talentos decidieron formar una sociedad anónima de pintores, escultores y grabadores y, finalmente, en 1874, organizaron su propio salón de los rechazados.


Después de esta introducción necesaria al impresionismo, el objeto de esta aportación es hablar de 3 mujeres que se introdujeron no solo en el mundo de la pintura, sino particularmente en este nuevo modo de tratar la pintura. Vamos a hablar de 3 pintoras consideradas las “tres damas del impresionismo”: Berthe Morisot, Mary Cassatt y Marie Bracquemond,


De Berthe Morisot nacida en Bourgues el 14 de enero de 1841, era nieta de el pintor rococó Jean-Honoré Fragonard, Berthe desde que era niña sabía que quería dedicarse al arte, algo que su familia siempre apoyó.

Aunque experimentó con diferentes movimientos y estilos gracias a que tuvo varios maestros durante su formación, fue en el impresionismo donde se sintió más cómoda.

Durante la parte cumbre de su carrera, sus cuadros eran expuestos con artistas de la talla de Renoir, Monet y Manet, que por cierto, con este último tuvo una importante relación de trabajo, llegandose a casar con su hermano


La norteamericana Mary Cassatt (1844-1926) llegó a París acompañada de una amiga cuando solo tenía 19 años, atraída por su gran pasión por la pintura, ya que era en esta ciudad donde se encontraba la vanguardia artística del momento. Su carácter independiente fue una constante en su vida, vivía en un apartamento en París y nunca se casó; comprometiéndose con su trabajo de pintora y con la organización de diversas ediciones de los Salones impresionistas junto a los pintores.

La maternidad es una temática que aparece mucho en su pintura, aunque ella no fue madre, sin embargo tiene una gran psicología para realizar este tipo de representaciones.


De Marie Bracquemond si bien no se tiene mucha información sobre su vida más que algunos relatos que escribió su hijo, Marie era descrita como una artista muy talentosa y con destellos de ser una prodigio. Sus pinturas y dibujos fueron muy valorados en los círculos artísticos gracias a su gran calidad técnica. Pese a su bajo perfil en cuanto a apariciones públicas, a lo largo de su carrera, Marie Bracquemond trabajo con artistas como Monet, Edgar Degas y Paul Gauguin.

Las 3 fueron reconocidas en su tiempo, especialmente en un ambiente (el de la pintura) siempre muy masculino, sin embargo reconocieron el respeto y la admiración que sus amigos los impresionistas tenían por ellas, en donde se miraban de igual a igual, aunque la sociedad del momento no se comportase de la misma forma. En relación con esta igualdad Morisot reivindicaba: "No creo que haya habido nunca un hombre que haya tratado a la mujer como su igual, y eso es todo lo que pediría, porque sé que valgo tanto como ellos".


Se puede llegar a afirmar que hay formas femeninas de pintar, diferentes de otras masculinas. Es un tema que no vamos a abordar por la complejidad de la respuesta. Si que creo que se puede afirmar, que en la mirada femenina como mujeres artistas se introducen nuevos matices de la psicología humana, de ahí la importancia que tienen en su pintura los temas familiares, abordados asimismo con un toque maternal.


En general, la pintura impresionista rehuye el tema de la religiosidad, y sin embargo, al "representar" tantas escenas de la vida cotidiana, emergen es esa pinturas tantos rasgos humanos del hombre. En general el impresionismo ve la realidad desde el lado positivo. Son escenas amables, intimas, .... que visto desde el prisma de una mujer, adquieren particulares matices de ternura, delicadeza... valores todos ellos que son netamente humanos, pero que vistos desde el prima de la fe, tienen un profundo sentido sobrenatural.


Vamos ya directamente a presentar algunas de esas obras para que sea el propio lector el que juzgue, no de la calidad de esas pinturas (reconocidas en el mundo del arte) sino del valor moral que ellas encierran.


Berthe Morisot

Mary Cassatt

Marie Bracquemond


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