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Salió el sembrador a sembrar



Sembrando en un curso de Retiro en "Torrealba" (Almodovar del Río) 2/4 febrero 2024 "Quien siembra en el corazón del hombre es siempre y sólo el Señor" (Benedicto XVI)










Viernes 2 de febrero


Meditación introductoria


Sábado 3 de febrero


Primera Meditación

"Un camino para recorrer" (resumen)


Acabamos de celebrar hace poco la Navidad. ¿qué nos enseña el misterio de la Navidad?... lo primero es descubrir a Dios en unos "pañales"; así hemos de descubrir a Dios en nuestra existencia diaria; a través de esos "signos de su presencia" en el trabajo cotidiano, en la vida familiar, en los amigos, etc.


Además la Navidad nos ha hablado de luces y sombras. Hemos leído a Isaias que describe un pueblo que caminaba en tinieblas pero que vió una gran luz. También en nuestra vida se manifiesta esas luces del Señor junto con momentos o tiempos de oscuridad. El evangelista San Juan al comienzo de su Evangelio dirá algo importante "que la luz brilla en las tinieblas"; que se puede entender que cuanto más tinieblas hay en nuestro alrededor .... más debe brillar esa luz de Dios. Cuando todo es luz a nuestro alrededor, quizas no vemos esa luz brillar.


También la Navidad nos hablado de una "peregrinación" la que realizan los Reyes Magos hasta Belén. Peregrinar es siempre ir al encuentro de Dios donde él se manifiesta. ¿Cómo se manifiesta en Belen? Como un niño pobre, de unos padres pobres en un lugar pobre. Por eso los Reyes cuando llegan al portal terminan, como dice Benedicto XVI, su "camino exterior" porque ya han llegado a la meta, pero ahora comienza una nueva peregrinación que el Papa le llama "camino interior" porque ahora deben cambiar la idea que de Dios se han hecho (no vive en un Palacio; es un Rey diferente a la idea de rey que ellos tenían... También el Curso de Retiro es una ocasión papa ponernos en esa "peregrinación interior"


Por último, la Navidad también nos ha enseñado que debemos cambiar no sólo nuestra idea de Dios sino que debemos también aprender el "estilo de Dios". ¿En qué consiste ese estilo?... lo iremos viendo en las siguientes meditaciones


Segunda Meditación


Tercera Meditación

"Un terreno pedregoso" (resumen)


Lo sembrado en terreno pedregoso, como dice el Evangelio, "es el que oye la palabra y al momento la recibe con alegría; pero no tiene en sí raíz, sino que es inconstante y, al venir una tribulación o persecución, enseguida tropieza y cae".

¿Cuales son los terrenos pedregosos de nuestra vida, o nuestras raíces poco profundas?


De una parte la inconstancia en nuestra actuar cristiano por la falta de lucha, la falta de motivación, la falta de carácter, la flojera, la tibieza, etc.


Por otra parte, la autocomplacencia que nos puede llevar al conformismo. Estamos, señala el papa Francisco, acomodados y por tanto no necesitamos nuevas visitas dl Señor. Dios llama a nuestra puerta, pero no le respondemos, estamos demasiado ocupados de nosotros mismos, de nuestra propia percepción. El resultado es, como señala el Papa Francisco, que Dios llora como ante la vista de la ciudad de Jerusalen, porque sus ciudanos no saben recibir a Aquel que viene en nombre del Señor: ""Jerusalen estaba tranquila, no quería problemas y acabamos mirando hacia otro lado.: cuántos cristianos de sofá, señala el Papa.


¿Cómo combatir esa "desidia"? En la escena de la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo, Jesús nos da una respuesta. Cuando Jesús le pregunta a Pedro si le ama, el Señor usa la palabra griega "agapasme" que se trata de un amor elevado, firme, incondicional. Pedro, que ha negado antes al Señor, le responde con otra palabra que se refiere al amor y que en griego se describe por "filose". se trata de un amor más tierno, pero también más humano: inconstante, frágil. Jesus por segunda vez le volvera a preguntar lo mismo, y así hasta un a tercera vez. Pero Cristo ya ha entendido la respuesta de Pedro y por eso, en la tercera vez le pregunta: ¿Pedro, filose?... ya nole pide ese amor primero sino un amor más humano, pero siempre amor. Ahora Simón puede responder "Señor, tú lo sabes todo tu sabes que te amo"


Una respuesta así nos ayudará a crecer en raíces, porque eDios será siempre nuestra fortaleza.


También la falta de raices, como nos recordaba San Juan Pablo II se refiere a las "raices cristiana de Europa" que se van perdiendo y que borran por tanto nuestra memoria histórica y nuestra identidad como cristianos, tambien como sociedad, país, continente


Cuarta meditación

"Un terreno entre cardos y espinas" (audio)


Domingo, 4 febrero


Primera meditación

"El tesoro de la comunión"


Meditando sobre el misterio de la Iglesia descubrimos 4 aspectos:


  1. Que estamos rodeados - como señala el papa Francisco- de una "infinidad de testigos, que va desde el "santo de la puerta de al lado" hasta nuestros abuelos y familiares ya difuntos que quizás no fueron perfectos "pero agradaron a Dios". Formamos un "team" (equipo) y hemos de pedirle al Señor que sepamos descubrir esa presencia vivificadora de nuestros hermanos en la fe, pues nunca debemos caminar solos

  2. que la "Comunión de los Santos" , o sea, ese tesoro de gracia, de comunión, de santidad; esa unión con la iglesia celeste y con la iglesia que se purifica, es nuestra fortaleza. Nuestras debilidades, el hecho de que la semilla caiga entre zarzas y espinas, entre piedras o en el camino, o incluso cayendo en buena tierra produzca frutos desiguales, por los méritos de Cristo, de su Madre y de los santos y los nuestros, convierten nuestra debilidad, en fortaleza

  3. que el autor de esa unidad, de esa cohesión, de esa suma de sinergías, es el Espíritu Santo (precisamente todas las oraciones litúrgicas subrayan ese efecto: "in unitatis Spiritu Sancti)

  4. Descubrir la "esperanza" como virtud fuerte. El espiritu Santo nos da esperanza, nos hace "esperanzados y esperanzadores" (Papa Francisco). El Paráclito no sólo nos hace capaces de esperar, sino también ser sembradores de esperanza


Segunda meditación

"la buena tierra" (Audio)


Copio un artículo aparecido en el diario ABC, sobre la oración... podría haber sido un meditación. No es habitual que un artículo dedicado estrictamente a la oración tenga una página entera en la sección de opinión de un gran periódico. Esto ha ocurrido con el texto que firma Miguel Ángel Robles y que sale publicado en ABC Sevilla bajo el título “Reza por mí”


REZA POR MÍ


Rezar es una conversación con Dios. Es el momento de más calma del día, y, en mi caso, el de primera hora de la mañana, poco más de las seis, y el agua de la ducha caliente cayendo despacio sobre los hombros.

Rezar es una fotografía en sepia, un regreso a la casa de tus abuelos y al tiempo sin tiempo de tu infancia.

Es un Padre Nuestro hablando con Dios para que te ayude en los exámenes. Es el refugio del frío, y el silencio acogedor. Rezar es tener memoria.

Rezar es lo que va antes del trabajo o después del trabajo, y lo que nunca lo suplanta

Es lo único que puedes hacer cuando ya no puedes hacer más, y es la forma de comprometerse de quien no tiene otro medio de hacerlo, como cuando rezamos por un enfermo que se va a operar y ya está todo en manos del cirujano (y de Dios).

Rezar hace milagros, ofrece consuelo al que reza y a aquel por quien se reza. Rezar nunca es inútil, porque siempre conforta.

Rezar es decir rezaré por ti y, también, reza por mí. Y es, por tanto, lo contrario a la vanidad.

Rezar es la aceptación de tus limitaciones. Es aprender a resignarse cuando lo que pudo ser no ha sido. Es vivir sin rencor, aprender a olvidar, aceptar la derrota con dignidad y celebrar el triunfo con humildad.

Rezar es buscar las fuerzas si no se tienen y confiar en que las cosas van a ser como deberían ser.

Rezar es optimismo, no dar nada por perdido, luchar y resistir. Rezar es fragilidad y entereza.

Rezar es desconectar y apagar el móvil. Es introspección en la sociedad del exhibicionismo. Es relajarse y calmar los nervios. Y prepararse mentalmente para lo que ha de venir. No es solo buscar el coraje, sino también la inspiración, la idea, el enfoque, la luz, el claro en medio de la espesura.

Rezar es razonar, aunque parezca lo más irracional que haya. Es la mente funcionando como cuando juegas un partido de tenis. Es planificar y anticipar las jugadas. Es abstracción en los tiempos de lo concreto y lo material. Es pausa en un mundo excitado. Es calma cuando todo es ansiedad. Y es aburrido en la dictadura de lo divertido.

Rezar es una forma extrema de independencia.

Rezar es un placer oculto, que se reserva para la intimidad. Un acto privado, y casi a escondidas, que, cuando se hace acompañado, necesita mucha confianza.

Rezar es una declaración de amor por la persona que tienes en tus rezos. Es derramar tu cariño sobre los que más quieres y sentir el cariño de los que rezan por ti.

Rezar es tener a otros en tus oraciones y estar en las oraciones de otros, que es mucho más que estar solo en su memoria.

Rezar, y sobre todo que recen por ti, es la mayor aspiración que uno puede tener en la vida. Un privilegio inmenso. Es querer tanto a alguien como para rezar por él, y que alguien te quiera tanto como para rezar por ti.

¿Cabe mayor orgullo? ¿Existe mayor plenitud que la de saber que hay una madre, un hermano, un hijo o un amigo que quiere que Dios te proteja, y te dé salud, y te ilumine, y te ayude, y te acompañe, y esté siempre contigo?

Rezar es tener fe. Tener fe en la vida, en las personas, en tus amigos, en tus hijos, en tus padres, en Dios.

Rezar es un súper poder que nos predispone al bien.

Rezar es creer y ser practicante de un mundo mejor.



Meditación conclusiva

"La Cuaresma, un itinerario que nos pone en el camino" (audio)




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