El Evangelio del encuentro de Marta y María con el Señor, presentan dos maneras distintas del servicio a Jesús. Por una parte, Marta, corresponde atendendiendo con amor al Señor, sirviendo y preparando la comida para servir dignamente a su huésped. Por otra parte, María, sentada oyendo al Señor., hace la suya.
Esta lectura, siempre lleva a una reflexión sobre la importancia de estar a la escucha de la Palabra del Señor, a los pies de él, como María, y en una actitud contemplativa y, en un cierto modo, de diferenciarla con la actitud activa de Marta. Por eso cuando Marta se queja al Señor de la actitud de su hermana, Jesús le hace como un reproche y le dice que su hermana ha escogido la mejor parte.
En la historia de la espiritualidad esto provocó como una brecha, ya que se `puso el hincapié en los llamados "estados de perfección", la llamada vida religiosa, y en la "vida contemplativa" en particular. Quien se dedicara a la vida "activa" quedaba como fuera de lugar, en el camino de la perfección cristiana. Para recuperar totalmente el equilibrio habrá que esperar al s.XX, con la doctrina del Concilio Vaticano II y los movimientos de espiritualidad laical, con precursores como san Josemaría Escrivá y el Opus Dei, donde se insiste en la santificación de la vida cotidiana, del trabajo y, por tanto, de la acción.
Aquí no pretendemos hacer un estudio pormenorizado sobre el tema... Simplemente queremos acudir al "termómetro" del Arte y presentar algunas obras de la pintura que reflejan esa tensión, siempre en el marco de la "relación" de estas dos hermanas, Marta y María con Jesús.
Si nos fijamos en la imagen de apertura, en el cuadro de Joachim Beuckelaer, aunque desde el punto de vista del contenido de la obra se trata de la escena principal, ocupa un lugar muy secundario en la composición, pues el artista ha decidido subvertir las leyes de la narración clásica y dar la primacía visual a un asunto aparentemente banal. En el primer término aparecen dos mujeres, una de ellas joven y la otra de avanzada edad, junto a una mesa en la que vemos una auténtica acumulación de viandas y recipientes, lo que hace que en la composición lata una significativa tensión entre el género religioso y el profano. Al fondo se representa lo verdaderamente principal: el diálogo de Cristo con las 2 hermanas.
Esa misma acción lo tenemos es estas 4 obras de Pieter Aertsen, Georg Friedrich, Jacopo_Bassano y Diego Velázquez, en los que el protagonismo está en las viandas y, por tanto en la acción de Marta, pero llama la atención que en todas estas obras aparecen siempre las 2 hermanas.
Ahora el polo se dirige hacia la figura de María. Lo vemos en otras 3 obras de Johannes Vermeer, Otto van Veen y Adolf Zimmermann.
En un cierto modo es como si el Arte hubiera resuelto el problema. Vida activa y vida contemplativa, van de la mano...No existe oposición... al final las 2 hermanas están juntas con el Señor
Es evidente que también ha habido autores (como por ejemplo, Nikolai Ge, Henryk Siemiradzki, Herbert Schmaltz) que han querido subrayar la parte de María y presentarán en sus obras pictóricas la importancia de esa acción contemplativa.
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