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El Bautismo, nuevo nacimiento en Cristo



El bautismo es el Sacramento por el cual renacemos a la gracia de Dios mediante la ablución con agua y la invocación expresa a la Santísima Trinidad, que nos incorpora a Cristo y a la Iglesia.

“El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión”. (CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA 1213)

El Señor mismo afirma que el bautismo es necesario para la salvación (Jn. 3,5). Por ello mandó a sus discípulos a anunciar el Evangelio y bautizar a todas las naciones ( Mt. 28,19-20). Por lo tanto, el bautismo es necesario para la salvación en aquellos a los que el Evangelio ha sido anunciado y han tenido la posibilidad de pedir este Sacramento (Mc. 16,16).

Al ser Cristo el único camino para la vida eterna, nadie puede salvarse, sin haberse incorporado a Él mediante el Bautismo. Hay casos en que este medio de salvación puede ser suplido – en casos extraordinarios – cuando sin culpa alguna no se puede recibir el bautismo de agua.

El Bautismo puede llevarse a cabo por infusión – cuando se derrama el agua sobre la cabeza – o por inmersión – sumergiendo al bautizado en el agua. EL Bautismo lo administra el sacerdote o el diacono, y en caso de peligro de muerte, puede bautizar cualquier cristiano.

Se derrama el agua sobre la cabeza del bautizado acompañado de las palabras: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo” con tres abluciones en forma de cruz al nombrar el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.


PREPARACIÓN PARA EL BAUTISMO


La fe que requiere el bautizado no es una fe perfecta y madura, sino un germen que está llamado a desarrollarse mediante: # LA CELEBRACIÓN DE OTROS SACRAMENTOS, especialmente Eucaristía y Confirmación # LA PARTICIPACIÓN EN LA VIDA DE LA IGLESIA de la comunidad cristiana, especialmente la Eucaristía dominical # LA CATEQUÉSIS que educa en la fe a los niños y jóvenes para iniciarlos en la vida cristiana

Esto no se puede hacer sin la ayuda de los PADRES y PADRINOS. # padres y padrinos motivados por su fe, toman la decisión de bautizarlos # quieren ese don de Dios para la criatura que traen a bautizar

# confían en la Gracia de Dios para cumplir bien la misión de educarlos como seguidores de Jesucristo.

Los responsables de la educación en la fe de los niños bautizados incluyen: # en LA FAMILIA (padres y padrinos) # en LA PARROQUIA (sacerdotes y catequistas)

# LA CELEBRACIÓN (profesores, especialmente de religión) Todos somos responsables de crear el ambiente en el que puedan crecer humana y cristianamente





PADRES Y PADRINOS


De acuerdo con el derecho Canónico, para poder bautizar a un niño es necesario contar con el consentimiento de los padres o al menos de uno de los dos, y que haya esperanza fundada de que el niño va a ser educado en la fe católica. Después de conferido el Bautismo, los padres, por gratitud a Dios y por fidelidad a la misión recibida, deben conducir al niño al conocimiento de Dios, del cual ha sido hecho hijo adoptivo, así como prepararle a la Confirmación y a la Eucaristía.


“Según costumbre antiquísima de la Iglesia, no se admite a un adulto al Bautismo sin un padrino (o padrinos, dado que en el Bautismo pueden ser dos, hombre y mujer, o sola- mente uno), tomado de entre los miembros de la comunidad cristiana (...). En el Bautismo de un niño debe haber también un padrino: representa a la familia, como extensión espiritual de la misma, y a la Iglesia madre, y, cuando sea necesario, ayuda a los padres para que el niño llegue a profesar la fe y a expresarla en su vida”. Los padrinos tienen, por tanto, una función de representación: tanto de la familia del niño como de la Iglesia misma, que le confía una misión: ayudar a los padres en la educación en la fe del niño que va a ser bautizado. Es, por tanto, una tarea de corresponsabilidad.

Los padrinos intervienen en la celebración del Bautismo para profesar, juntamente con los padres, la fe de la Iglesia en la cual es bautizado el niño. Se hace, por tanto, garante de que el niño llegue un día a profesar por sí mismo esa fe que es la de la Iglesia, que se le presta en el momento el Bautismo para que el niño pueda ser bautizado, confiando en la promesa de la futura educación en la fe, hecha por los padres y con la colaboración de los padrinos.

Los padres han de tomar en serio la elección de buenos padrinos para sus hijos, a fin de que el padrinazgo no se convierta en una institución de puro trámite y formalismo. No deben dejarse guiar únicamente por razones de parentesco, amistad o prestigio social, sino por un deseo sincero de asegurar a sus hijos unos padrinos que, por su edad, proximidad, formación y vidas cristianas, sean capaces de influir, en su día, eficazmente en la educación cristiana de aquellos.


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